Últimamente (estos últimos cuatro años) he conocido a la gente más dispar y afín a la vez.
¿Qué hubiera pasado si en lugar de venirme a vivir a aquí me hubiera ido a vivir... no sé... a Tánger?
¿Habría conocido a abogados disfrazados de periodistas con problemas de integración emocional?
¿a ingenieros emprendedores con capacidad da auto reconstruirse? ¿a algún asmático chiflado que de cada decepción hace una bandera henchida de "ventolín"? ¿a periodistas-periodistas que se ríen de la vida y la vida va y se lo paga como -a mi juicio- se lo merece, dándole más motivos para ser un tío alegre? ¿a madres de familia que recuperan su juventud sin olvidar su pasio-devoción familiar? ¿a domadoras pequeñajas de rocinantes?¿a adoradoras de la inteligencia que cuando no tienen nada mejor que hacer te recomiendan leer "el hombre que calculaba"?¿a gente que se la nota llena de cienes y sienes de bondad?¿a autoridades que se desautorizan?¿quizá algún albañil alérgico a los ladrillos que descubre que puede vivir casi eternamente despreciando el principio fundamental desde que Adán mordió la manzana y al que eso no le hace peor ni mejor, simplemente distinto y amable?
Panaderas que quieren curar animales, animales que cuidan a las panaderas, niñas con rastas y gafas y el humor más ácido y cómplice que te enseñan música, Expolitoxicomanos y camellos convertidos en empresarios o padres de familia "decentes", actores de la necesidad de ser actores, adorables lesbianas que carecen hasta de su propia complicidad, artistas del suicidio moral y emocional, guitarristas disfrazados de comerciales, de mecánicos, de informáticos, de ... ¡guitarristas!, prefiero no seguir en esta línea Dylaniana.
En cualquier caso me siento afortunado por no estar viviendo en Tánger.
Puede darse el caso de que algunos de los que lean este post se vean identificados o identifiquen a otros, pero debo advertir: cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Este post está basado en personajes absolutamente imaginarios.
martes, 17 de febrero de 2009
domingo, 1 de febrero de 2009
Qué ratillos!!!
Y es que no me canso de estos ratos. Ratos que casi siempre son jornadas enteras. Ayer sin ir más lejos empezamos a las 12,30 del medio día.
Aperitivo, música, risas, música, comida, música, risas, copas, más risas, mucha música, merienda, más copas, más música, algún que otro cigarro de herbolario y sus consiguientes risas y así hasta las 2 de la mañana... pero sobre todo, AMIGOS. Amigos que van viniendo y marchándose en función de lo que sus compromisos sabaderos(=familiares) les permite y ... !ay incautos!, nos van dejando un poquito de lo mejor de cada uno "olvidado" en el ambiente.
Nuestra casa, a medio hacer, no es desde luego un ejemplo ni de decoración ni de lujos (por faltar, falta hasta el rodapié) pero recibe piropos tan bonitos como "Que buen rollo se nota aquí!".
Cuando te dicen algo así a menudo, distintas personas, de distinta condición, acabas concluyendo que además del amor que cada día cultivamos en nuestra casa y que nos consta que se emana y se percibe, aquí hay más amor que el nuestro, está también el vuestro, el de la gente que (con todo el derecho) se siente en su casa cuando viene a la nuestra y se deja la piel en disfrutar.
Es cierto que el común denominador de estas maratonianas sesiones es la música y es cierto que contamos con la inmensa suerte de "querernos" con gente que disfruta escuchando y tocando y gente que no soporta nuestro "ruido", pero aún así, vienen, disfrutan y lo más importante, se "olvidan" algo de su amor en el ambiente.
Y para que esta entrada no quede muy noña os dejo un video-muestra de algún ratillo:
Aperitivo, música, risas, música, comida, música, risas, copas, más risas, mucha música, merienda, más copas, más música, algún que otro cigarro de herbolario y sus consiguientes risas y así hasta las 2 de la mañana... pero sobre todo, AMIGOS. Amigos que van viniendo y marchándose en función de lo que sus compromisos sabaderos(=familiares) les permite y ... !ay incautos!, nos van dejando un poquito de lo mejor de cada uno "olvidado" en el ambiente.
Nuestra casa, a medio hacer, no es desde luego un ejemplo ni de decoración ni de lujos (por faltar, falta hasta el rodapié) pero recibe piropos tan bonitos como "Que buen rollo se nota aquí!".
Cuando te dicen algo así a menudo, distintas personas, de distinta condición, acabas concluyendo que además del amor que cada día cultivamos en nuestra casa y que nos consta que se emana y se percibe, aquí hay más amor que el nuestro, está también el vuestro, el de la gente que (con todo el derecho) se siente en su casa cuando viene a la nuestra y se deja la piel en disfrutar.
Es cierto que el común denominador de estas maratonianas sesiones es la música y es cierto que contamos con la inmensa suerte de "querernos" con gente que disfruta escuchando y tocando y gente que no soporta nuestro "ruido", pero aún así, vienen, disfrutan y lo más importante, se "olvidan" algo de su amor en el ambiente.
Y para que esta entrada no quede muy noña os dejo un video-muestra de algún ratillo:
Termino la entrada con una frase de Iriacamwoman que me ha encantado (cito): "Si celebramos la noche vieja, ¿porqué no el fin de mes? al fin y al cabo tiene más merito porque cuesta más llegar a él"
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